Bajo la noche, en medio del inhóspito bosque,
Sonaban los cascos de los caballos.
Me agarraba fuerte de las riendas.
La fascinación, y mi amante sobre su caballo,
A mi paso me acompañaban.
Apartados de la cabalgata, deseábamos estar solos,
Escapando por aquel sendero, viniendo de Jamundí.
Galopábamos confiando en el instinto de las bestias.
Nos iluminaban las estrellas en el cielo,
La luna resplandeciente en el horizonte.
Fría la noche, calidad la noche, clara, radiante,
A veces oscura, nos cobijaba con su manto.
Él me hablaba de amor, la noche inspiraba, es verdad,
Pero guarde silencio, pronto terminaría el camino,
Y la magia de mis sentidos por fin despiertos.
Solo la luna que me miraba oscilante,
Sabía lo que mi voz, le gritaba al sendero.
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