El día 22 de abril fui invitada al encuentro regional de escritores del Cauca. Es este ya el segundo encuentro. La experiencia para mi fue muy grata, conocí alrededor de 30 escritores de Popayán y diferentes municipios; Bolívar, Silvia, Santander entre otros. Algunos ya muy reconocidos que han publicado libros, otros que están el proceso de publicar. Todos excelentes escritores y personas.
La magia del que escribe se irradia con fuerza, su modo de pensar, de ver la vida, sobre todo de expresar. Me hace sentir orgullosa de haber elegido este camino. Las letras son lo único que realmente me pertenece, que aunque pase el tiempo, a través de ellas podre seguir viva.
La actividad dio inicio a eso de las ocho de la mañana, en el colegio San Antonio de Padua. Marco Antonio Valencia fue el organizador del evento. Los escritores nos dimos a conocer con los estudiantes hablando de nuestra experiencia y aportandoles sobre la importancia de escribir. Además de recitar algunas de nuestras poesías.
Después emprendimos un largo viaje en bus hacía un corregimiento para ir a otro colegio. Allí tambien compartimos con los estudiantes. Conocí una niña llamada Juliana de octavo, a quien le hable de lo importante que era para su vida escribir un diario, lo escribe desde los ocho años de edad. Compartimos un buen rato; Me contó que ese colegio era un internado, vivía allí hacia dos años. Me llevo a conocer la recámara (un salón ocupado por treinta camas, para ella y sus compañeras). Su mirada dibujaba desolación por la falta de no vivir con su familia. No pueden vivir con ella por trabajo, algo un poco complicado de entender para una niña de catorce años. Nos hicimos amigas, ella quiere ser escritora.
Después del almuerzo y compartir entre escritores una cerveza(que yo no tome para que no me causara efecto en el viaje de regreso a Cali) sembramos un árbol por iniciativa de Marco y de uno de los escritores, por ser el día de la Tierra, además para dejar sembrado "El Roble de la Poesía" como fue bautizado. Entre todos lo aportamos un puñado de tierra y pedimos un deseo (que pena no poder decir lo que pedí). Así finalizamos el encuentro, que desde luego le aporto mucho a mi vida.
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